lunes, 22 de marzo de 2010

Lonquen - Poema

Lonquén

© Mario Aguilar Benítez

En un día de otoño del 2010

Ven conmigo torcaza amiga
Que nos vamos a Lonquén
Lugar de amargura y de sequedad
Donde debes poner el canto y el futuro.

Ven conmigo arco iris de esperanza
Que nos vamos a Lonquén a soñar
Con un mundo mejor y sin necedad
Y trae quince torcazas y tu canto y tu amor.

Ven conmigo a Lonquén a abrazarlos
A saludarlos, a acompañarlos hoy
Pues la necedad de unos pocos
Trajo la novedad de muchos y la condena.

Ven conmigo a Lonquén Raúl de los pobres
Que finalmente descansarán los hijos de tu tierra
Pero no descansarán los verdugos asesinos
Y tampoco beberán de la visita divina.

Ven conmigo a Lonquén Cristián,
Alejandro, Abraham, Enrique
Que su valentía trajo la verdad
Y la verdad nos hizo libres para siempre.

Ven conmigo a Lonquén pueblo chileno
A abrazar a los que lloran y a los caídos también
Para que nunca más, para que siempre gritemos
Que los asesinos mataron y hoy caminan también.

Ven conmigo a Lonquén paloma de la esperanza
A abrazar a Enrique René, a Omar Enrique,
A Ramón Osvaldo, a Miguel Ángel, a Nelson,
A Carlos Segundo, a José Manuel, a Sergio Adrián,
A Sergio Miguel, a José Manuel, a Segundo Armando
A Rodolfo Antonio y a Iván Gerardo.

Ven conmigo a Lonquén a tomar el compromiso
De guardar la verdad y la poesía para siempre
Junto a los que quedaron y sufrieron y hoy están
Y dame la vena indómita de un unicornio blanco
Para gritar “Nunca más” y que en paz descansen.
Amén.

domingo, 28 de febrero de 2010

VII Silencio Urbano - Poema

VII Silencio Urbano


Naturaleza chúcara, reaccionaste con furia
Y el mar se llevó la casa de mi progenitor
Hombre sencillo, y casa llena de fantasmas
En la plaza de Constitución, allá al lado del mar.

Recuerdos silenciosos de mi historia
Y espíritu de los damnificados del mar
Que corrieron a los cerros nuevamente
A la otra naturaleza, la protectora, la verde.

Y en la urbe el silencio de las comunicaciones
Que llevaron la posibilidad del luto y llanto
Por los que se fueron, por los que soñaron
Y lo perdieron todo entre los sismos.

Y el silencio urbano de los que caminan
Cabizbajos y solitarios sin transporte
Pero con una palabra de aliento y de amor
Que viene de ti, medusa indómita, y también de mí.

sábado, 27 de febrero de 2010

Terremoto 27/02/10

Terremoto

27 de febrero 2010 Chile

La tierra se mueve, planeta re rebelas
Parece que respiraste muy fuerte y gritaste
Y la gente de Concepción sufrió
Y la gente de Talca y Chillán sufrió.

3.34am y más tarde en Santiago
La humanidad se acordó del peligro
De la posibilidad de que todo es pasajero
Y cambia de un minuto al otro minuto.

Y es difícil a la distancia no sufrir impotencia
Hay silencio en las líneas y en los teléfonos
Y la tierra también se silencia y no habla
Mientras las líneas no funcionan y la tierra llora.

214 muertos hasta ahora, y tú estás bien
Mi molécula de aire y de fuego y mi vida
Aunque el silencio me dice que grito
Y sufro y lloro y me duele el corazón, en silencio.

domingo, 21 de febrero de 2010

Canto a la justicia X

X Justicia y futuro

Y la justicia reinará sobre la tierra, todas ellas
En las Américas, en África, en Tíbet
Pues saldrá de los corazones de los que creen
En la posibilidad de una humanidad común y austera.

Y terminará el machismo, el hambre y el odio
No porque habrá un triunfo del día futuro
Sino que una convicción de los hombres y mujeres
Que todos son iguales y que no existe el apego actual.

La justicia va en los corazones de los que viven
La vida sin el apego material del jesuita y del lama
Del hombre y la mujer con su acceso común a todo
Con el corazón que puede abrirse a todo el camino.

Y la justicia se ve protegida por el Escorpión
Signo de los momentos del mal que no vencen
Y así es como indígenas, jesuitas, lamas y todos
Cantan el canto de la justicia, con Dios y el Escorpión.

Canto a la justicia IX

IX Escorpiones y Océanos

Y el jesuita pasó por el lago de la protección
Rumbo a Mongolia vía Lhak y ahí estaba
El Dios desconocido que no hablaba y que no existía
Se había quedado en el lago del escorpión.

Pues el signo del escorpión lleva el pasado
Y el encuentro del converso rey Khan de Mongolia
Y su maestro el tercer Dalai Lama de Tíbet
El que no era antes y pasó a ser “el océano de la sabiduría”.

El signo del escorpión dado al Dalai Lama
Como signo de protección, el talismán que llevaba el mal
Como esperanza y convicción de que el mal no gana
Sino que es transitorio y solo puede estar ahí.

Y la vida llena del mal que nos rodea está
Y camina como el jesuita en justicia y paz
Protegido por el talismán y por la presencia protectora
Del escorpión mítico que sale del lago a proteger.

Canto a la justicia VIII

VIII Iustitia et Esse

Y en otro lugar del planeta conversan otros dos
El abad de Ganden en el Tibet de antaño
Y el jesuita que estudiaba la sabiduría
Esa tibetana sin Dios y de la religión Bon.

Y en Ganden las justicia emanaba de las mantras
De esas piezas oscuras con lámparas de cera
De cera de yak y estatuas del Iluminado
Del cántico de los que pedían estar vacíos.

Y la justicia emanaba del derecho a ser
En una sociedad feudal en que los maitines existían
Como los bastiones del mundo, como el centro
Y ya antes de que existieran estaba el Potala como centro.

Y el jesuita debió volver a Roma vacío
Sin conversos, sin solidad de Jesús
Sin trabajo, y sin Dios, pues el Dios que llevaba
No había hablado en la vaciedad del Tibet.

sábado, 20 de febrero de 2010

Canto a la justicia VII

VII Iustitia et Conversatio

Y conversa el jesuita y el indígena
En alguna parte de la selva, esa verde
Que después se llenó de máquinas y ruidos
De progreso, y falta de sabiduría, de represas.

Y conversaron de la ausencia de la verdad
De la ausencia de algo que fuera común
De la falta de justicia por parte de los colonos
Y de la esclavitud que combatían, algo en común.

Y conversaron de la verdad y de la justicia
Valores del Reino, valores de la sabiduría
Y decidieron que no existió en el mundo
Solo en los corazones de los justos y de Dios.

Y conversaron de la posibilidad recóndita de hallarla
Y decidieron los dos en común que no la hallarían
No esperaba, sino que sería antártica y nevada
Y solo podrían luchar por cimentarla en los ríos.