IV Iuris et Tempus
Y en ese mismo siglo llegaban jesuitas al Tibet
A Lhasa y a Lakh, donde no habló Dios
No existía la posibilidad de que Dios viviera en las selvas
O en las capillas, o en los corazones, no existía.
Tson-Kahpa ya había hablado del principio de la intemperancia
Del desapego a lo material, no el apego a un Dios
Que no existía, que no hablaba, que no caminaba allá
Y solo se creía en “sufrimiento” y en la ética de la justicia.
[Es difícil pensar que uno no está loco escribiendo esto
Entre las olas brillantes de una playa que se mueve rápido al infinito]
Teodicea tibetana de la nada, doctrina budista del desapego
Y los jesuitas estudian en el monasterio de Ganden
En los patios sagrados del amadrinamiento sobre la nada
Donde el discípulo de Ignacio estudió, aprendió y despertó.
Y los tiempos de las Américas, del Tíbet y de África eran,
El tiempo de la nada.
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