viernes, 15 de mayo de 2009

Bicentenario -- Poema

Bicentenario

I

200 años desde que los patriotas decidieron no seguir al Rey
Encarcelado por otro tirano y sin la posibilidad de saber lo que fuera
En esas tierras del Virreinato, tan lejano, tan apartado, sin Teos,
Sin los mestizos de civilizaciones pero con mapuches indómitos y jesuitas rebeldes.

Y es hora de sentir lo que no se ha podido sentir a través de los años
Esos aires oscuros en que ser crítico o sentir no ha sido parte de la patria,
Una patria ordenada y gris que todos llevamos, una patria de colegio
Y uniforme, una patria de ideas de otros e ideales que no llegan.

Bicentenario significa búsqueda de nuevos valores y de una patria liberada
La patria de Manuel Rodríguez, esa patria de Balmaceda,
Esa patria de Aguirre Cerda, de Salvador Allende, del pituco y del cruzado.

Bicentenario significa no celebrar lo hecho sino que pensar un proyecto,
Un proyecto de país, del que todos pueden ser parte, de diversidad,
De derechos indígenas, de progreso ecológico, de literatura, de Iglesia
Y de Estado en atmósfera de crítica, de debate, de palabra y de acción.

2010 es un año de despertar, de demandas indígenas, de grisú escondido y activo
Que ya en el caso de las minas chilenas, Baldomero Lillo alertaba del peligro y
Que hoy significa activistas mapuches que nos recuerdan que no todo está bien,
Pero que todo puede esperarse, no por el hecho de hacerlo sino por la necesidad.

II

Y si debo elegir héroes para el bicentenario elegiré a maestros ejemplares
Que llevaron a generaciones a salir del hastío e hicieron patria, sí la hicieron,
Con su sensibilidad y su delicadeza estética, y nos hicieron hombres y mujeres,
Como dijo un compañero de curso “nos reformaron” o trataron de hacerlo.

Y comienzo con el padre de todos, Manuel Rodríguez, guerrillero,
Contento y movedizo de los campos y de las ciudades y sus seguidores
Que nos llaman a ver la utopía de los pollos robados y regalados y la caridad
En la unidad de los pobres, de los que no tenían voz y pan.

Y sigo con el ejemplo de proyecto de país, el Cardenal Raúl Silva Henríquez,
Hombre visionario que como pocos llevó a otros a pensar que el país es no solo historia militar sino que corazón, espíritu, Dios encarnado, caridad y buena nueva.

Y sigo con los que delicadamente nos formaron, los profesores que día a día
Llevan el proyecto país sin el torpe enriquecimiento de aquellos que trabajan
Solo por el progreso de caminos, torres y edificios varios y debo mencionar a tres:
Héctor Adarmes, Dagoberto Taiva y mi propia madre.


III

No cambiaré nada para el bicentenario si solo olvidan la memoria
La memoria no de soldados y de sus batallas perdidas sino en vez
La memoria de los que en diferentes períodos pudieron, y
Más importante todavía quisieron hacer preguntas sobre el estado del ser.

Pues es el ser humano el que celebramos en el bicentenario
El ser humano que nace, se hace, que ama y que se dedica
A ser dentro de un lugar geográfico llamado Chile y si estamos
Así recordamos lo más importante, el hombre y la mujer.

No cambiaría nada si presentimos la patria como un ente que no cambia
“así es”, un dicho muy chileno de que nada puede cambiar
Pero grandes hombres y mujeres de la historia de Chile nos dieron
Otra visión, la posibilidad del cambio y del proyecto país.

El bicentenario será solo un festival de luces si olvidamos a todos
Aquellos que han sufrido, los que sufren hoy, con los pobres al centro,
“Los amados del Señor” en las palabras del Cardenal Silva Henríquez,
Los preferidos de Dios, en un país que se dice creyente, de una manera u otra.

IV

“¿Es Chile un país católico?” preguntó San Alberto Hurtado y
Su respuesta entonces y ahora debe ser “no”; es un país en que
La diversidad y la igualdad pueden servir para honrar a tantos inmigrantes
Que llegaron n a Chile buscando refugio de tiranos.

Existe la desigualdad y los monstruos foráneos devoran al país
Que mira a los imperios del norte por salvación y prefiere
Adular a los nobles y no se da cuenta de la destrucción de las ciudades,
Los parques, los ríos, las selvas y los montes.

Es en este país del bicentenario que ya no existe la posibilidad
De ignorar que los indígenas, los pueblos originarios tienen derechos reales
Y que la historia colonial y la historia de Chile han estado llenas de discriminación
En un país que no puede aceptar que un nombre indígena tenga peso.

Y en el siglo XXI un país reconciliado y de hermanos es un país en que todos
Deberían tener las posibilidades de ser, olvidándonos de nuestras preferencias
Por lo foráneo, por lo importado y por lo que viene de fuera; solo deseo ahora
Que este bicentenario sea un tiempo crítico de esperanza y no una celebración
De lo que fue Chile … y ya no puede ser en el siglo XXI.

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